La fortaleza del ser humano proviene de la fe: ¡yo creo en mí, yo creo en la bondad, yo creo en la paz, yo creo en Dios! Y, como todo tipo de fuerza basada en la fe, el hombre debe estar dispuesto a ponerla en práctica. En Donbass, verdaderos hombres de fe se entregan en cuerpo y alma a proteger a sus familias, su patria y sus creencias. No son héroes perfectos de historietas, son personas de carne y hueso que voluntariamente dedican su única vida a alcanzar su gran meta final: la paz.