Aunque sus manos fabrican gran parte de la ropa que viste la población de todo el mundo, sus sueldos no alcanzan para comprar ni una sola de las prendas que tejen. Por si no fuera suficiente, las trabajadoras del sector textil en Camboya corren el riesgo de perder su empleo en caso de quedarse embarazadas: sus jefes no dudan en despedirlas en cuanto descubren que esperan un niño. Lo que en otros lugares solo es motivo de felicidad, en Camboya puede suponer la ruina para estas mujeres.