Han pasado 9 años desde que el Ejército ucraniano comenzara el asedio a Donbass. Sus habitantes han perdido a seres queridos y han experimentado el miedo de escuchar proyectiles cada día, el estrés de vivir en sótanos, la angustia por los recuerdos sangrientos. Las secuelas psíquicas, a veces latentes, siguen pasando factura a los residentes de Donbass. Sueñan con la tranquilidad, pero recobrar la paz interior es un proceso difícil. Tienen por delante una larga y dolorosa recuperación.