Como si padecer ébola no fuera de por sí bastante atroz, los sobrevivientes de la enfermedad tienen que enfrentarse no solo al dolor de haber visto a sus familias diezmadas por el virus, sino también al estigma que una sociedad aterrada por la posibilidad de un contagio les impone. Ericson Turay, un joven sierraleonés, es uno de esos ‘afortunados’ sobrevivientes y ha decidido plantar cara al miedo y la ignorancia de sus conciudadanos valiéndose de una estrategia tan original como efectiva.