La indigencia y la pobreza son una realidad en el país más poderoso del mundo, EE.UU. La política social implementada ha llevado al extremo a más de uno: ancianos, profesionales y familias enteras han terminado en campamentos al aire libre. Sin embargo, precisamente en contextos de esta índole se pone de manifiesto no solo lo peor del sistema, sino también lo mejor de la naturaleza humana: hay personas de bien dispuestas a consagrarle sus vidas al alivio del sufrimiento de los más pobres.