Ahora que tan común es hacer transacciones bancarias por medio del celular, las estafas telefónicas han llegado a una nueva dimensión. Y los criminales, lejos de actuar por separado, pueden hasta instalar auténticas oficinas con decenas de 'trabajadores' que tratan de engañar a víctimas que viven a miles de kilómetros de distancia. Hoy por hoy nadie se libra de recibir esas llamadas, y ante ellas se impone una regla muy simple: desconfíe; y un remedio infalible: cuelgue enseguida.