A los centros médicos de Donbass llegan vehículos llenos de heridos de ambos bandos. Algunos lucen tatuajes neonazis, pero aquí los médicos no juzgan a los que curan: eso se lo dejan a otros. ¿Quiénes son esos médicos? Solo gente que se hallaba en el momento y el lugar en los que más necesarios eran sus conocimientos, y que no se mostró indiferente a lo que les rodeaba. Trabajan sin pensar en el peligro y con una sola meta: que llegue el día en que no tengan que curar más heridas de metralla.