La inteligencia artificial ya es una realidad. Pero plantea numerosas cuestiones morales y técnicas a las que la humanidad nunca se ha enfrentado. Cuando haya que enseñarle a un coche robótico contra quién estrellarse en caso de accidente, ¿qué decisión preferiremos que tome? ¿Matar a una mujer embarazada en lugar de a un niño? ¿Atropellar a alguien en lugar de poner en riesgo la vida del conductor? La tecnología puede hacernos casi inmortales, pero antes debemos responder a estos dilemas.